¿Qué es el pie cavo? Causas, diagnóstico y tratamiento

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La deformidad en cavo del pie consiste en una elevación anómala de la bóveda de la planta. Normalmente esta deformidad se acompaña de dedos en garra o flexionados hacia dentro, lo que suele disminuir el tamaño del pie.

Del mismo modo que el pie plano, aunque puede ocurrir (pronunciarse este aumento de bóveda) en todas la edades, es muy común que se pueda observar desde muy pequeños;

Identificar un pie cavo es fácil. El pie no deja huella de la parte central de la planta, ni de los dedos. En los casos más leves de pie cavo, los padres suelen detectar este problema cuando los niños empiezan a andar con soltura (tres o cuatro años) y observan las huellas que dejan en la playa o un mayor desgaste en la parte posterior de la suela del zapato.

Este tipo de pie puede presentar dolor debido a un apoyo incorrecto de las cargas del pie. Es importante una temprana revisión y diagnóstico por parte de un podólogo de este tipo de pie ya que su corrección es más difícil que la del pie plano.

El pie cavo provoca una serie de cambios en la estructura del pie, muy fácilmente reconocibles (mayor desgaste del calzado, más irregular que el pie plano, mayor dolor de pies …). Estos cambios básicamente los provoca el aumento del arco del pie o la posición del talón hacia fuera. Debido a la función anormal del pie frecuentemente existe dolor en las piernas, rodillas, caderas o en la espalda.

Diagnóstico:

En el 80 por ciento de los casos el origen del pie cavo es familiar (hereditario). Existe la posibilidad de que esta alteración se produzca por una enfermedad neurológica, por lo que es vital que el especialista realice un diagnóstico.

El pie cavo es bastante frecuente entre la población general, aunque en sus formas más leves. Estos casos de pie ligeramente cavo no tienen por qué recibir un tratamiento específico, siempre que no ocasionen molestias ni dificulten la marcha.

Cuando la deformación es más acusada, normalmente los síntomas dolorosos aumentan. También es normal que estos síntomas empeoren con la edad:

  • Dolor en las almohadillas de la planta de los dedos al apoyar (se conoce como metatarsalgia)
  • Dolor en el talón al apoyar (lo que se conoce como talalgia)
  • Presencia de durezas dolorosas en las zonas de mayor apoyo (hiperqueratosis plantares)
  • Muy frecuentemente aparecen los dedos en garra (flexionados hacia dentro)
    Todo esto suele agravarse con la aparición de tendinitis
  • Las sobrecargar de los distintos grupos musculares debido a la tensión en los mismos suele dar como consecuencia lumbalgias frecuentes.
  • Dificultad o cansancio extremo para permanecer de pie sin moverse

Tratamiento:

El tratamiento generalmente consiste en el uso de plantillas específicas para cada tipo de pie, evitando la rotación hacia fuera del talón cuando se camina. Del mismo modo, si la persona presenta dolor, las plantillas ayudarán a disminuir los síntomas dolorosos.

Si se acusan estos síntomas, el podólogo determinará el tratamiento más adecuado, que puede ser con ejercicios específicos o calzado ortopédico. En general, se recomienda el uso de zapatos cómodos, flexibles y anchos, sobre todo en la puntera, para permitir movilidad en los dedos.

El tratamiento también puede ser quirúrgico en los casos más graves.