Tratamiento de la fiebre

Aproximadamente entre el 10 y 20% de las visitas a una consulta de pediatría se deben a episodios agudos febriles. Solo en condiciones patológicas muy extrañas la fiebre puede poner en peligro la vida del paciente. La fiebre elevada en niños puede acompañarse de dolor de cabeza, temblores, sudoración, malestar general, somnolencia o irritabilidad. En niños muy pequeños puede asociarse con decaimiento, falta de movilidad y la posibilidad de desarrollar convulsiones febriles. Además, la pérdida de calor asociada a la fiebre se acompaña de pérdida de líquidos, tanto por el aumento de sudoración que produce, como por pérdidas de líquido por la respiración, por lo que puede llevar a la deshidratación si los líquidos no se reponen.

Las causas de fiebre en los niños son múltiples. Las más frecuentes son:

  • Infecciones (otitis, faringitis, bronquitis, sinusitis, neumonías, gastroenteritis o infecciones de orina).
    Algunas vacunaciones. Pueden producir fiebre, en general de baja intensidad, horas o días después de ser administradas.
  • Más raramente algunas enfermedades inflamatorias, la toma de algunas medicinas o la presencia de tumores.
  • La aparición de los dientes. Puede elevar levemente la temperatura, generalmente nunca por encima de 37,7 ° C.
  • Algunos niños pueden tener elevación de la temperatura como consecuencia de un exceso de abrigo, un ambiente muy caluroso, un escaso aporte de líquidos, por pérdidas excesivas de líquidos, etc. En estas situaciones no se considera que exista realmente fiebre.