Revisiones periódicas

Una de las mayores preocupaciones de los padres es la salud de su hijo, en la que el / la pediatra ejerce una tarea esencial en el adecuado desarrollo. La atención pediátrica permite prevenir hábitos perjudiciales en los jóvenes, como el tabaco o la obesidad, según afirma la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP), ya que la infancia y la adolescencia son las etapas más decisivas de la vida en la que una prevención temprana es fundamental para una buena salud en el futuro.

El cuidado de la salud de los más pequeños es de tremenda importancia, de ahí que las revisiones pediátricas también lo sean. Confluyen diferentes motivos. En primer lugar, es el momento en el que se desarrolla su protección inmunológica, cambiando de hábitos, haciendo el salto de un entorno más protegido como es el hogar a guarderías o colegios, donde multiplica el contacto con otros niños y mayores.

Pero también, superado este primer tramo los cambios no paran, se produce el desarrollo del niño en un proceso que no se detiene hasta el final de la adolescencia. Todo esto requiere un correcto seguimiento continuo por parte del pediatra. Más allá de las visitas que se realiza cuando el niño o niña enferme, las revisiones periódicas son fundamentales a la hora de prevenir y cuidar su salud.

Las visitas mínimas individualizadas serán las siguientes: recién nacido; un mes de vida, para ver la adaptación familiar; dos meses, primeras vacunas; 4 meses, desarrollo del interés; 6 meses, alimentación complementaria; 12 meses, los primeros pasos; 18 meses, pequeño explorador; 24 meses, el lenguaje; entre 3 y 4 años, la escolarización; 6 años, socialización; entre 8 y 10 años, la preadolescencia; y entre 12 y 14 años, la adolescencia.